¡Qué importantes son las meriendas de media mañana para no llegar al almuerzo con un hambre voraz! Con esta tarta tendréis media mañana para varios días. Es fresca, sana y deliciosa acompañada con un té verde o con la bebida fría que os apetezca. Os sorprenderá.
¡Hacedla y me contáis!
Ingredientes (10-12 personas):
- 1 kg. de Manzanas (mientras más dulces mejor).
- 12 láminas o 2 sobres de gelatina neutra.
- 1 plátano maduro (es para endulzar luego es opcional, lo podéis cambiar por el endulzante que uséis normalmente, por ejemplo 3 Cdas de miel, 1 taza de azúcar moreno integral o ¡nada!...).
- 1 vaso de harina de almendra (la compro en el Mercadona).
- 1/2 litro de leche (la que uséis, en esta ocasión puse leche de almendras).
- 3 huevos.
- 2 sobrecitos de stevia (opcional, si os gustan las cosas dulces).
- Mermelada de melocotón o albaricoque sin azúcar.
Preparación:
Poner en remojo las láminas de gelatina tal y como se indica en las instrucciones de la misma.
Pelar y picar las manzanas (reservar una para decorar) y el plátano en un gran bol o en una procesadora y batirlos bien.
Reservar 1/4 de la cantidad de leche (medio vaso aprox.) y añadir el resto a la mezcla de manzana y plátano y batir todo bien, reservar esa mezcla en un bol.
En un recipiente aparte batir la harina de almendra, los huevos y la stevia e incorporar todo a la mezcla anterior batiendo bien.
Colar las hojas de gelatina transcurrido el tiempo de remojo indicado en las instrucciones. En un cazo calentar a fuego medio la leche que se había reservado, una vez templada incorporar la gelatina batiendo con varillas hasta su completa disolución. Incorporar la gelatina disuelta en la leche a la mezcla poco a poco batiendo bien.
Forrar una tartera redonda desmoldable con papel vegetal (yo no la forre y al no ser muy buena se salió parte de la masa por debajo por eso recomiendo forrarla, si vuestro molde es bueno y cierra bien no haría falta). Untar con aceite y verter la mezcla en ella.
Cortar la manzana reservada en cuartos y quitarles la piel. Cortar a finos gajos disponiéndolos encima de la tarta circularmente para decorarla.
Introducir en el horno precalentado a unos 200 ºC (calor abajo) hora y media aproximadamente. Hornear hasta que esté dorada y cuajada. Si se observa que se está dorando demasiado la manzana de encima y sin embargo se aprecia que la tarta no ha cuajado lo suficiente cubrir el recipiente con papel de aluminio y seguir horneando. Antes de sacar la tarta del horno comprobar que está cuajada (se despegará un poco de los bordes).
Dejar templar fuera del horno al menos 1 hora.
Desmoldar (leer truco más abajo) y decorar con mermelada de melocotón o albaricoque. Yo hice la mermelada en casa: piqué en cuadraditos 2 melocotones pequeños que calenté a fuego medio-bajo con agua y un chorreón de zumo de limón durante 30 minutos, hasta que observé que el melocotón se reblandecía totalmente, aparté del fuego y batí (si se aprecia que el melocotón no está lo suficientemente hecho y sin embargo se queda seco añadir un poco más de agua).
Truco1: para desmoldar aconsejo primero despegar la tarta de los laterales del molde abriéndolo. Después poner un plato encima de la tarta (como lo hacéis para dar la vuelta a la tortilla de patatas) y dar la vuelta sobre el mismo. Despegar el papel vegetal si se puso y si no se puso la placa de abajo del molde (lo que queda pegado abajo cuando se abre el molde) con cuidado, con ayuda de un cuchillo y luego volver a poner un plato encima y volver a dar la vuelta. Y... ¡voilá!, ya tenéis vuestra tarta boca arriba y sin molde ;-).
Introducir en la nevera y dejar enfriar por lo menos 4 horas en la zona más fría de la misma.
Si no se consume al momento, conservar en la nevera.
De un día para otro está mucho más rica.
Pelar y picar las manzanas (reservar una para decorar) y el plátano en un gran bol o en una procesadora y batirlos bien.
Reservar 1/4 de la cantidad de leche (medio vaso aprox.) y añadir el resto a la mezcla de manzana y plátano y batir todo bien, reservar esa mezcla en un bol.
En un recipiente aparte batir la harina de almendra, los huevos y la stevia e incorporar todo a la mezcla anterior batiendo bien.
Colar las hojas de gelatina transcurrido el tiempo de remojo indicado en las instrucciones. En un cazo calentar a fuego medio la leche que se había reservado, una vez templada incorporar la gelatina batiendo con varillas hasta su completa disolución. Incorporar la gelatina disuelta en la leche a la mezcla poco a poco batiendo bien.
Forrar una tartera redonda desmoldable con papel vegetal (yo no la forre y al no ser muy buena se salió parte de la masa por debajo por eso recomiendo forrarla, si vuestro molde es bueno y cierra bien no haría falta). Untar con aceite y verter la mezcla en ella.
Cortar la manzana reservada en cuartos y quitarles la piel. Cortar a finos gajos disponiéndolos encima de la tarta circularmente para decorarla.
Introducir en el horno precalentado a unos 200 ºC (calor abajo) hora y media aproximadamente. Hornear hasta que esté dorada y cuajada. Si se observa que se está dorando demasiado la manzana de encima y sin embargo se aprecia que la tarta no ha cuajado lo suficiente cubrir el recipiente con papel de aluminio y seguir horneando. Antes de sacar la tarta del horno comprobar que está cuajada (se despegará un poco de los bordes).
Dejar templar fuera del horno al menos 1 hora.
Desmoldar (leer truco más abajo) y decorar con mermelada de melocotón o albaricoque. Yo hice la mermelada en casa: piqué en cuadraditos 2 melocotones pequeños que calenté a fuego medio-bajo con agua y un chorreón de zumo de limón durante 30 minutos, hasta que observé que el melocotón se reblandecía totalmente, aparté del fuego y batí (si se aprecia que el melocotón no está lo suficientemente hecho y sin embargo se queda seco añadir un poco más de agua).
Truco1: para desmoldar aconsejo primero despegar la tarta de los laterales del molde abriéndolo. Después poner un plato encima de la tarta (como lo hacéis para dar la vuelta a la tortilla de patatas) y dar la vuelta sobre el mismo. Despegar el papel vegetal si se puso y si no se puso la placa de abajo del molde (lo que queda pegado abajo cuando se abre el molde) con cuidado, con ayuda de un cuchillo y luego volver a poner un plato encima y volver a dar la vuelta. Y... ¡voilá!, ya tenéis vuestra tarta boca arriba y sin molde ;-).
Introducir en la nevera y dejar enfriar por lo menos 4 horas en la zona más fría de la misma.
Si no se consume al momento, conservar en la nevera.
De un día para otro está mucho más rica.
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